El incidente se produjo a las 5.20 horas, cuando el tren arrolló un desprendimiento de rocas originado por las adversas condiciones meteorológicas en las proximidades de Puente de los Fierros (Asturias), en Pajares en sentido León, según informó la compañía en un comunicado.

Ese mismo día, Renfe estableció un plan alternativo de transporte por carretera entre Gijón y Oviedo y León, en ambos sentidos, para trasladar en autobús a los viajeros del ferrocarril.

En el lugar del suceso, las operaciones se iniciaron con la retirada de los vagones no descarrilados y, posteriormente, ante la imposibilidad de encarrilar los cuatro primeros vagones y la locomotora, se decidió desguazarlos in situ.

Mediante dos trenes taller se retiró la carga del tren y por medio de maquinaria pesada específica (una cizalladora para el desguace y un vehículo bivial dotado con pinza para cargar la chatarra en vagones) se liberó la zona para que pudieran actuar los equipos de mantenimiento, que realizaron las reparaciones necesarias sobre la infraestructura, que resultó seriamente dañada.

Más de 50 trabajadores han hecho posible restablecer el servicio ferroviario con jornadas de tres turnos diarios, cubriendo las 24 horas, en una zona de difícil acceso por su orografía y con condiciones atmosféricas adversas.